miércoles, 17 de agosto de 2011

No es más que miedo vestido de amor...

No es más que miedo vestido de amor,
de piracarezcos gestos ensimismados,
atrapados, al descubierto, con una capa
de melancolía y sensatez que solo el
deseo tendría el valor de provocar.

Es todo menos rabia contraria
de efectos monumentales,
es todo eso que dicen bonito.

Las mariposas amarillas en el estomago
fructifero al parecer
y llamativo al ver,
rebotadas entre sí, vistiendo la calma
y convirtiendose en canción,
volviendose convicción.

Contrariamente sinfonías parpadeantes
de tragos amargos de felicidad pura
se pegan de las alas de la ansiedad inocente
y se camufla el sentimiento entre caricias
vanamente ruidosas con afilada sinceridad.

Sinceridad con la que escriben
las manos de este cuerpo que no ve,
sinceridad con la que habla
la boca tímida del tiempo subterraneo.

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